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Novedades Fundación TOVPIL

La Presencia Divina


Los vestigios de la creación, las reflexiones comunitarias, las oraciones vocales pueden hacernos presente al Señor; pero son, si se me permite la expresión, “partículas” de Dios. Las criaturas pueden evocarnos al Señor: una noche estrellada, una montaña cubierta de nieve, un amanecer ardiente, el horizonte recortado sobre un fondo azul nos pueden “dar” a Dios, pueden despertárnoslo, pero no son Dios mismo, sino evocadores, despertadores de Dios.


Y el alma verdaderamente sedienta no se conforma con los “mensajeros”, como dice San Juan de la Cruz: “No quieras enviarme —de hoy ya más mensajero— que no saben decirme lo que quiero”. Y comenta el místico castellano: “Como se ve que no hay cosa que pueda curar su dolencia, sino la Presencia..., pídele le entregue la posesión de su Presencia”.

Más allá de los vestigios de la creación, y de las aguas que bajan cantando, el alma busca el manantial mismo, Dios mismo, que está siempre más allá de las evocaciones, de los conceptos y las palabras.


Así, el creyente debe tener presente que Dios no sólo es su creador, no sólo está objetivamente presente en su ser entero, al que comunica la existencia y la consistencia; sino que también la Presencia divina es una realidad creante y vivificante.




Extractado de Salmos para la Vida de padre Ignacio Larrañaga

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