- Fundación TOVPIL
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Humildes y vacíos de sí
Si en una habitación guardamos un millón de monedas de oro, esa habitación estará herméticamente cerrada con dobles cerrojos, candados, cajas fuertes... Donde hay un tesoro, a su lado están las armas defensivas.
Pero si en esa habitación no tenemos nada, ni siquiera una triste silla, ese cuarto se ventilará admirablemente con puertas y ventanas abiertas. Donde no hay nada que defender, todo está abierto.

Si los hermanos y hermanas están llenos de intereses personales, esos hermanos y hermanas estarán cerrados a los demás con reticencias, bloqueos, suspicacias, temores. Junto a los tesoros siempre están las armas, listas para entrar en acción. Pero si esos hermanos y hermanas están vacíos, son desapropiados y humildes, siempre estarán con las puertas abiertas a los demás sin ningún bloqueo. Se acogerán, se comunicarán, se aceptarán, se asumirán, dialogarán. Serán apertura y transparencia. Sólo entre personas humildes y vacías de sí puede concretarse el Sueño de Oro de Jesús.
Del libro Transfiguración de Padre Ignacio Larrañaga
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