- Fundación TOVPIL
- 24 may 2024
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Amor, palabra mágica y equívoca
Cuando el sol del amor brilla en los espacios conyugales, la vida es un milagro perpetuo, una rosa en la mano, una canción en los labios, una melodía caída de las estrellas, un prodigio de gracia y encantamiento general.
El amor es una energía que devora las distancias que se abren entre un ser humano y otro y los unifica, superando así el vacío afectivo y la soledad existencial.
A pesar de que, como hemos dicho, se abre una distancia infinita entre dos individuos, siempre será posible la maravilla de una vida a dos.
El amor auténtico se fija en la persona misma y no en su envoltorio.

Si se ama a una persona por su posición social o su apellido, es un amor adulterado.
Un amor que se originó al impulso de una anatomía espléndida o de una seductora mirada puede congelarse al primer golpe del cierzo. Era un sentimiento efímero.
El amor que nace motivado por factores exteriores es un egoísmo camuflado. Más aún, podemos asegurar que el verdadero amor no deja de tener su carácter irracional, esto es, no tiene razones para amar. El amor nace espontáneamente, sin un porqué.
Así como una joya no se estima por el precioso estuche que la contiene sino por su belleza intrínseca, así, en el verdadero amor, la persona es amada por ser quien es.
Extraído del libro “El matrimonio feliz” de fr. Ignacio Larrañaga
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