- Fundación TOVPIL
- 8 ago
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Tu Presencia
¡Dios mío, me desbordas, me sobrepasas, me trasciendes definitivamente! ¡Qué razón tenía aquel que dijo que lo esencial siempre es invisible a los ojos! Eres verdaderamente sublime, por encima de toda ponderación; Dios mío, ¿quién como Tú? ¡Oh Presencia, siempre oscura y siempre clara! Eres aquel misterio fascinante que, como un abismo, arrastras mis aspiraciones en un vértigo sagrado, aquietas mis quimeras, y sosiegas las tormentas de mi espíritu. ¡Quién como Tú!

¿Cómo podría evadirme de tu Presencia? ¿A dónde podría emigrar para alejarme de tu aliento? ¿Cómo evitar tu mirada? Si yo fuera un águila invencible, y escalara las crestas altísimas, coronadas de nieve, para huir de tu Presencia; si, en alas de un sueño mágico, alcanzara la estrella más distante de la galaxia más lejana para escapar de tu mirada, ¡todo sería inútil!, donde quiera que esté yo, estás Tú. Soy, de nuevo, hijo de la inmensidad.
No hay piedra en el fondo del río, ni pez en el mar que estén tan rodeados de agua como yo de Ti. No hay ave en el cielo que esté tan rodeada de aire como yo lo estoy de Ti.
Extraído del libro “Salmos para la vida” de padre Ignacio Larrañaga
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