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Novedades Fundación TOVPIL

Salvarse


Cuando decimos “salvarse” no nos referimos a la salvación cristiana, aquella que nos alcanzó Cristo y que se consumará en la vida eterna. Entendemos salvación en su sentido popular: salvarse del miedo, de la angustia, del tedio, del sufrimiento...


Debes tomar conciencia de que todo ser humano es portador de inmensas capacidades que normalmente están dormidas. Pero, una vez despertadas y puestas en acción, una persona puede mucho más de lo que imagina. Hay que comenzar, pues, por creer en uno mismo y en su capacidad de “salvación”.


Amigos míos, se vive una sola vez; el banquete de la vida no se repite ni podemos regresar a la infancia para recomenzar la aventura. Como dije, la mayor desdicha que nos puede suceder es el percibir que la existencia se nos está escurriendo de entre las manos sin haber saboreado la miel del vivir. Vale la pena dedicar los mayores esfuerzos a la tarea de las tareas, que es alejar de nuestras fronteras a los enemigos de la vida: el sufrimiento y la tristeza.


Tienen que comenzar, pues, por sí mismos, el importante eres tú, sé tú feliz y tus hermanos se llenarán de alegría. Y es esto lo que proponemos, que vayas secando, una por una, las fuentes de sufrimiento y, en esa medida, subirá el termómetro de tu gozo vital y volverás a vivir; y vivir, sin más, ya es sentirse feliz. Y, entonces, la fuerza expansiva de ese gozo vital te lanzará hacia tus semejantes con esplendores de primavera y compromisos concretos.


Extraído el libro “El arte de ser feliz” de padre Ignacio Larrañaga

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