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Novedades Fundación TOVPIL

La noche de Navidad


En la noche de Navidad, la Madre se vistió de dulzura y el silencio escaló su más alta cumbre. Aquí no hay casa. No hay cuna. No hay matrona. Estamos de noche. Todo es silencio.127


La noche de Navidad está llena de movimiento: llega la hora de dar a luz, la Madre da a luz, envuelve en pañales al recién nacido, lo acuesta en un pesebre, la música angelical rompe el silencio nocturno, el ángel comunica a los pastores la noticia de que ha llegado el Esperado, les da la contraseña para identificarlo, vámonos rápidamente —dicen los pastores—, llegan a la gruta, encuentran a María, José y al Niño recostado en el pesebre, seguramente les ofrecieron algo de comer o algún regalo, les contaron lo que habían visto y oído en esa noche, los oyentes se admiraron…

Y, en medio de tanta cosa, ¿qué hacía, ¿qué decía la Madre?


“María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón” (Lc 2,19). Inefable dulzura, en medio de una infinita felicidad. Y todo en silencio.


Muchas madres, cuando dan a luz, lloran de alegría. Podemos imaginar la intensidad de la alegría de la Madre. Nunca la experiencia es tan profunda como cuando no se dice nada.




Del libro El silencio de María de p. Ignacio Larrañaga

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