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Novedades Fundación TOVPIL

Camino hacia la Paz


El caminante toma conciencia, precisamente ahora, de que su interior está agitado y turbulento, y de que le es imposible permanecer en silencio y paz con el Señor. ¿Por qué precisamente ahora? El hombre, en su actividad ordinaria, vive normalmente como ajeno a sí mismo, fugitivo de sí mismo. Pero al viajar hacia adentro para entrar en comunión con el Señor, el orante constata que sus mundos interiores están poblados de fuerzas regresivas y agresivas, y que en su intimidad más profunda no habita la paz, sino la guerra. Imposible la comunión entre dos seres tan disímiles.

En efecto, cuando el orante se asoma analíticamente a sus mundos interiores, puede encontrarse, y con frecuencia se encuentra, con un estado general lamentable: tristezas, rencores, melancolías, bloqueos emocionales, antipatías alimentadas, frustraciones, temores, ansiedades… agresividad de todo género y guerra generalizada.


El orante sabe por experiencia que el Dios de la paz necesariamente naufraga en ese mar turbulento y agitado; y siente la necesidad urgente de una purificación que no vendrá sino por el camino de una reconciliación general que consiste en apagar las llamas, silenciar los conflictos, sanar las heridas, asumir historias dolientes, aceptar rasgos negativos de la personalidad, perdonarse a sí mismo, perdonar a los hermanos, en una palabra, eliminar las guerras interiores.


Extraído del libro “Itinerario hacia Dios” de padre Ignacio Larrañaga.

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