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Novedades Fundación TOVPIL

Amor y Salvación


Cuando se experimenta que Dios es “mi Dios”, que el Padre es “mi Padre”, cuando se ha entrado en una relación personal con El, y sabemos que, noche y día, está a nuestra puerta, nos acompaña como una madre solícita y vela nuestro sueño, nos inspira por dentro y se siente como fuerza, alegría y libertad, entonces las palabras del salmista no sólo no resultan exageradas, sino cortas. Dios es para “ser vivido”; y es entonces cuando se transforma en una fortaleza invulnerable para el combate de la liberación.


Y es así como, lleno de ternura, sigue explayándose el salmista: “En el lecho me acuerdo de Ti, y velando medito en Ti”. Una persona así, jamás será acosada por el miedo. Avanzará noche adentro, y nunca la rondarán los fantasmas; y mientras trabaja, y camina y se relaciona con los demás, la seguridad y la alegría le acompañarán como dos ángeles tutelares, porque “Tú estás conmigo”.

Para significar este estado interior de liberación, sale de la boca del salmista uno de los versos más espléndidos: “A la sombra de tus alas canto con júbilo”. Júbilo: la palabra más alta entre los sinónimos de alegría. Canto: cuando espontáneo, es siempre una vía de escape; cuando alguien desborda de gozo, necesita estallar, y el canto es un estallido. Ala: en la Biblia, es frecuentemente símbolo del poder protector de Dios. Sombra: en una tarde calurosa de estío, el regalo más apetecible.


Júntense ahora las cuatro palabras y nos encontraremos con que el salmista consigue la “hazaña” de describir lo indescriptible en un solo y corto verso; y nos encontramos con un panorama humano envidiable: una persona precedida por la seguridad, seguida por la paz, custodiada por la libertad y respirando alegría por todos sus poros. ¿Quién impedirá que alguien así sea para todos amor y salvación?


Extractado del libro Salmos para la vida de Padre Ignacio Larrañaga. Salmo 63(62)

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