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Novedades Fundación TOVPIL

SALMOS DE LA CREACIÓN

 

Cuando un creyente consigue hacer de los Salmos de la Creación una fuerte vivencia, no sólo rinde un homenaje y entona una música festiva al Creador, sino que también, y, sobre todo, levanta el nivel de su riqueza interior. El adorador cósmico entra de cabeza y se baña en la corriente secreta y profunda de la naturaleza, mientras siente —y de alguna manera participa— del barbotar de la vida de las manos de Dios.


Nadie se ha expresado con tanta originalidad y audacia, tanto resplandor y fuego sobre la potencia espiritual de la materia como Teilhard de Chardin, sacerdote y filósofo francés, para este místico de la era tecnológica; la Materia es la última y más deslumbrante teofanía.


Cautiva esa Misa sobre el Mundo que, estando el Padre Pierre en las estepas peladas del Asia sin los implementos necesarios para la misa, celebra sobre el altar de la Tierra entera, ofreciendo el trabajo y el dolor del mundo. Su cáliz y patena son “las profundidades de un alma ampliamente abierta a todas las fuerzas que, en un instante, van a elevarse desde todos los puntos del globo y a converger hacia el Espíritu”.


Y más adelante continúa: “Recibe, Señor, esta Hostia Total que la creación te presenta en esta nueva aurora. Tú has puesto un irresistible y santificante deseo que nos hace gritar a todos: Señor, haz de nosotros uno”.

 

Extractado de Salmos para la vida del p. Ignacio Larrañaga 

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