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Novedades Fundación TOVPIL

Un Discípulo de Jesús


Un Siervo del Señor es un hombre libre. El que nada tiene y nada quiere tener, nada puede perder; porque el temor es una violencia para defender sus apropia­ciones.

Pero a un Pobre como Jesús que se ha dedicado toda la vida a extirpar protagonismos, sueños de grandeza, afanes de gloria... ¿qué le puede turbar? Por eso fue un profeta inso­bornable, por ser libre, por ser pobre.

Y, al no tener nada, al ser libre, fue un hombre disponible. Al no servirse a sí mismo, estaba en condiciones para servir a los demás. Por eso fue el Servidor de Dios y de sus hermanos.

Si un discípulo de Jesús no comienza a desapropiarse, despojarse, hacerse pobre y disponible, no puede servir a nadie; al contrario, sutilmente se sirve de todo y de todos.


Si no estamos en proceso de liberación del amor propio, sólo nos amaremos a nosotros mismos, y entraremos muchas veces y de muchas maneras en conflictos con los demás, en juegos de intereses y en rivalidades, por la imagen de sí mismo.


Extraído de Carta Circular N° 17 de Padre Ignacio Larrañaga

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