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Novedades Fundación TOVPIL

Redimir con Cristo


 El cristiano que sufre, asociado al dolor de Cristo y en unión con Él, no encuentra sólo consuelo en la tribulación, sino que completa lo que falta a los padecimientos del Señor.


Debido a esto, podemos hablar del carácter creador del dolor cristiano. Es decir, el que sufre en silencio y paz, como Jesús y por Jesús, no confiere solamente al dolor un sentido sino también una utilidad dinámica y fecunda.


La conclusión salta a la vista, si Jesús redimió al mundo aceptando silenciosamente el dolor, todo cristiano que se asocie a ese dolor con su propio sufrimiento participa del carácter redentor de Jesús. Redime junto a Jesús.

Esta Redención, al mismo tiempo completa y siempre abierta, nos introduce en el misterio esencial de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo. Es el marco y espacio donde se completa lo que falta a los padecimientos del Señor, como dice Pablo.


Pero, después de lo que sucedió en el Calvario, después de que Dios extrajo de la muerte la Vida y del fracaso total el triunfo definitivo, todas las normalidades se vinieron abajo, las lógicas humanas se las llevó el viento, subieron y bajaron las jerarquías de valores, se hundieron para siempre las coordenadas del sentido común y, definitivamente, nuestras medidas no son sus medidas, ni sus criterios nuestros criterios.


Al final, todo es cuestión de fe, sin ella no se entiende nada. Es mejor, pues, cerrar los ojos, quedarse en silencio y adorar.


Extraído del libro El Arte de ser Feliz de padre Ignacio Larrañaga

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