La fe y la vida con Dios
Esta aventura de la fe consistirá en quemar las naves, dejar de lado todas las reglas del sentido común y todos los cálculos de probabilidad como Abraham, hacer caso omiso de los raciocinios, explicaciones y demostraciones, descolgarse de todos los asideros razonables y, atados de pies y manos, dar el gran salto en el vacÃo en la noche oscura, abandonándose en el absolutamente Otro. Sólo Dios, en la fe pura y oscura.
El contemplativo del futuro deberá internarse en las insondables regiones del misterio de Dios sin guÃas, sin apoyos, sin luz. Experimentará que Dios es la Otra Orilla, medirá al mismo tiempo su distancia y proximidad; y como efecto de ello, el hombre llegará a sentir el vértigo de Dios, que es una mezcla de fascinación, espanto, anonadamiento y asombro.
Deberá correr el riesgo de sumergirse en ese océano sin fondo donde se ocultan desafÃos, que el contemplador no los podrá sortear sin mirarlos de frente y aceptarlos en sus abrasadoras exigencias.
Quienes regresen de esta aventura serán figuras cinceladas por la pureza, la fuerza y el fuego. Han sido purificados en la proximidad arrebatadora de Dios, y sobre ellos aparecerá patente y deslumbradora la imagen de su Hijo. Serán testigos y transparencia de Dios.
Del libro Muéstrame tu Rostro de padre Ignacio Larrañaga