top of page

Novedades Fundación TOVPIL

Entra en tu Cuarto (Mateo 6, 6)


Me acuerdo, Señor, de la estancia del Cenáculo, de la casita donde te recibía Marta, y María te escuchaba atentamente. Pienso en el pequeño recinto de mi habitación, entre cuatro paredes donde me pides que entre para hablar con el Padre. ¡Están tan mezclados mi vida y mi cuarto!


Si yo, diariamente, entro en comunicación con mi Padre en ese aposento, bien podemos afirmar que ese recinto en un templo sagrado, aunque no se le haya conferido ninguna consagración. Y el Kempis afirma que el pasar mucho tiempo en ese recinto nos hace recuperar la ternura del alma.

Mi cuarto, Señor, es como vuestra gracia, siempre acogedora. Es mi universo, o mejor, mi retiro. En él soy verdaderamente yo, lejos de las esclavitudes que me impone la sociedad.


Hay quienes no saben cómo pagar el alquiler de su cuarto. Yo, en cambio, cierro naturalmente la puerta y quedo tranquilo trabajando a la luz de la lámpara, entrando en la intimidad de mi Padre que está en el secreto más sagrado del aposento.


Y ahí me quedo quieto, inmóvil y pacífico; abismado en Tu Misterio como si ya residiera en la eternidad, largas horas sin decir nada, pero identificado, sumergido y compenetrado en tu Santa Presencia, sin decir nada, pero diciendo más que con todas las palabras del diccionario. A veces me gustaría que el tiempo se detuviera ahí mismo. Pero el tiempo avanza.


“Cartas Circulares a todos los Guías”, de padre Ignacio Larrañaga

bottom of page