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Novedades Fundación TOVPIL

EL ES


La observación de la vida me ha enseñado lo siguiente: hay personas que cuando oran, tienen como interlocutores (no necesariamente a través de un diálogo de palabras, sino de interioridades), a Jesucristo; con otras palabras, cuando oran, hablan con el Señor Jesús. Otras personas, cuando oran, se “sienten bien” tratando con el Padre, experimentando su amor.


Pero hay otras personas para quienes el interlocutor, en su oración, no es Jesucristo, ni el Padre, sino El, simplemente El, precisamente El, sin denominación, sin concretez, sin figura; es la totalidad, la inmensidad, la eternidad; pero no una realidad vaga o inconcreta, sino Alguien concretísimo, personalísimo, cariñoso, que no está —y está— cerca, lejos, adentro, afuera, mejor dicho, no está en ninguna parte; es: abarca, comprende y desborda todo espacio, todo tiempo, más allá y más acá de todo.

Por hablar de alguna manera, diríamos que se podrían incinerar todos los libros escritos sobre Dios, ya que todas las palabras referentes a Dios son ambiguas, inexactas, analógicas, equívocas. Lo único exacto, seguro, lo único que queda es esto: EL ES. No hay nombre, sino pronombre; y el único verbo adecuado es el verbo ser. Todo lo demás no son sino aproximaciones deslavadas.



Extraído del libro “Salmos para la Vida” de padre Ignacio Larrañaga

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