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Novedades Fundación TOVPIL

DIOS ES


En los salmos 8, 104 y otros, las criaturas son el lugar de encuentro, el altar de la adoración, así como en otros salmos –numerosos- las gestas salvíficas son la epifanía de la presencia y acción liberadora de Dios.


El salmista no es tan solo un poeta colorista que describe “las madrigueras de los erizos” y “los cachorros que rugen por las presas”, sino, sobre todo, el contemplador sensible que capta la realidad latente y palpitante que respira bajo la piel de las criaturas: Dios mismo.

En las religiones primitivas, la realidad, imprecisa y vaga, por cierto, no solo se circunscribía a ciertos elementos telúricos, como el árbol, la fuente o el sol, sino que se identificaba con ellos. La divinidad era la fuente sagrada, el bosque, sin una exacta distinción entre ‘ser’ y ‘estar’, sino más bien implicados y confundidos ambos aspectos.

En los salmos, y en la Biblia, en general, se lleva a cabo el proceso de emancipación, abierta hacia la trascendencia: se cercena el cordón umbilical que ligaba a ‘un dios’ a un lugar. Dios se separa de los seres y lugares, se independiza, superando la etapa panteísta, y adquiere identidad personal y mayoría de edad: trasciende los seres creados: queda más allá de las criaturas, lo que no quiere indicar que esté distante, o por encima, sino que es otra cosa que la criatura.


Desde ahora, estamos en condiciones de afirmar: simplemente, Dios es. Podemos agregar también que Dios es el fundamento fundante de toda realidad, la esencia de la existencia; que en EL nos movemos, existimos y somos; y que no le corresponde ‘estar’, sino ‘ser’.


Del libro Salmos para la vida de p. Ignacio Larrañaga

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