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Novedades Fundación TOVPIL

En el refugio de tu Presencia

Para quienes se dejan envolver vivamente por la Presencia divina, esa presencia se transformará en refugio y abrigo (un abrigo antibalas); Dios será una Presencia inmunizadora para quienes se acogen a Él. Lloverán las flechas, pero se estrellarán contra el abrigo de quien ha confiado, y ni siquiera rozarán su piel: está inmunizado por la Presencia envolvente; Dios mismo es quien lo envuelve y lo cubre, haciéndolo insensible a los dardos.

Los versículos 20-23 del salmo 31, describen admirablemente, y aun analíticamente, y con una inspiración de real jerarquía, esta gesta de liberación. Vienen a decir que no faltarán las conjuras humanas, las flechas envenenadas, las lenguas viperinas (v. 21). Pero a “los que a ti se acogen” (v. 20) “los escondes en el asilo de Tu Presencia” (v. 21). Expresión altamente preciosa, y analíticamente precisa.


El Padre no evitará que algunos comploten y disparen sus flechas, pero tampoco permitirá que quien “se acoge a El” sea herido. Por eso, el salmista ya no se inquieta más, porque está refugiado en Dios como en una “ciudadela impenetrable” (v. 23).


Los que, en alas de la fe, remontaron el vuelo hacia los “espacios” abiertos de Dios, y confiando en El, le entregaron las llaves de sus propias moradas, todos éstos participarán de la libertad, fortaleza y audacia de Dios.


Extractado del libro Salmos para la vida, del padre Ignacio Larrañaga

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